T-MEC y el potencial energético de Norteamérica
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La inminente posible visita de AMLO a Estados Unidos es una oportunidad para que México y Estados Unidos fortalezcan su posicionamiento geopolítico en materia energética.

El T-MEC que entrará en vigor el 1 de julio de este año, sin duda es una herramienta que ayudará a desencadenar el potencial de la región norteamericana en energía. Pero, para ser realmente efectivo y aprovechado en su totalidad, es necesario que los tres gobiernos (México, Estados Unidos y Canadá) trabajen en coordinación para alcanzar el mayor beneficio económico. 

Asegurando un ganar ganar para toda la región y sus ciudadanos al trabajar unidos.

Los amplios recursos energéticos, proximidad geográfica e integración de cadenas productivas entre Estados Unidos, México y Canadá, han ayudado a fortalecer la seguridad energética de Norteamérica haciéndolo resiliente a eventos disruptivos como el COVID-19 y otros shocks externos, permitiéndole tener mayor control sobre el mercado energético global. Sin embargo, aún queda mucho potencial por explotar en esta relación trilateral y ahora, en medio de una crisis económica global y con la entrada en vigor del TMEC, es el momento para hacerlo.

Históricamente, México y Estados Unidos han tenido un intercambio comercial en materia energética importante, aunque, con el paso del tiempo, ha cambiado el perfil energético de cada país. México pasó de ser un país predominantemente productor de energía a uno consumidor, mientras que Estados Unidos pasó de ser uno consumidor a uno productor. A pesar de que la producción de petróleo de México ha caído en los últimos 15 años, México aún exporta el 60% del volumen del petróleo crudo que produce a Estados Unidos. Lo cual beneficia económicamente a México ya que las ventas de petróleo representan un cuarto del ingreso federal.

En contrario sentido, gracias a la expansión en la capacidad de importación por la construcción de nuevos gasoductos transfronterizos, que suman 24 puntos de internación de gas natural, y la ampliación de la red de gasoductos nacional conocida como el SISTRANGAS, México importa alrededor del 65 por ciento del gas natural que consume de Estados Unidos. Lo que ha permitido bajar los costos de generación eléctrica y ayudado a atraer nuevas inversiones en el sector energético y manufacturero de México. El principal consumidor de este producto energético, es la CFE ya que México genera el 65 por ciento de su electricidad a través de esta fuente de energía.

México es el mercado más grande de exportación de gas natural y combustibles refinados de Estados Unidos. El contar con México como un mercado clave para las exportaciones de gas natural de Estados Unidos ha sido de gran beneficio para los productores estadounidenses, particularmente en Texas. México a diferencia de otros países tiene la ventaja de que puede recibir el gas de Estados Unidos sin barreras arancelarias y por medio de gasoductos lo cual resulta en precios bajos de energía para la industria mexicana.

Durante la crisis ocasionada por el COVID-19 la estrecha relación y dependencia comercial entre ambos países e integración de cadenas productivas se ha hecho más evidente que nunca. Ambos países han tenido que actuar coordinadamente para asegurar que los insumos necesarios para la industria manufacturera están disponibles aún habiendo restricciones gubernamentales sobre las actividades económicas que ocasionaron la restricción operativa de actividades no esenciales. Sin embargo, como mencionó el Embajador de nuestro vecino país en México, Christopher Landau, en una reciente videollamada con la CONCAMIN, al actuar en conjunto ambos países lograron mitigar el riesgo de desabasto de insumos provenientes de México para la manufactura de productos hechos en Estados Unidos y viceversa.

La entrada en vigor del T-MEC es una oportunidad para fortalecer la integración comercial en el sector energético ya que facilitará la relación comercial al no imponer cargas impositivas relevantes al comercio de productos energéticos en los tres países como también lo establece el TLCAN. El T-MEC hace más flexibles las reglas de origen para el intercambio comercial entre los tres países y preserva el mecanismo propio de arbitraje internacional para la resolución de controversias.

México tiene un potencial aproximado de 30 mil millones de barriles de petróleo en aguas profundas y 550 Tcf de potencial de gas natural de lutitas. Nuestras reservas nos indican que aún hay un muy grande espacio de oportunidad para atraer inversión nacional e internacional que desarrolle la industria de gas natural doméstica e incremente la producción de petróleo y gas nacional promoviendo el crecimiento económico al generar empleos en la industria energética y garantizar la seguridad energética de norteamérica. Esto último es del mayor interés de Estados Unidos y sin duda, también debe de ser el nuestro.

Lindsey Medina